martes, 15 de marzo de 2011

El poder de la nueva arma


Con el Proyecto Manhattan el ser humano fue capaz de crear un arma de destrucción masiva, la bomba atómica, que supuso la decisión final del bando ganador en la II Guerra Mundial.

Pero la bomba atómica supuso algo más para toda la comunidad internacional. La posesión monopolizada de la nueva arma por parte de EEUU y la URSS les hizo adquirir el estatus de “superpotencias”, y por tanto reveló el grado de poder que habían adquirido frente al resto de los Estados.  

EEUU y la URSS, tras convertirse en líderes de dos bloques antagónicos en todos sus aspectos, detonaron un conflicto bautizado como Guerra Fria y que define Juan Carlos Pereira como un enfrentamiento directo y no bélico entre las dos superpotencias y los dos bloques que lideran, que se basa tanto en una política de riesgos calculados, con las armas nucleares como instrumento básico y el ejercicio de una estrategia diplomático-militar determinada, como por el estallido de una serie de conflictos localizados en la sociedad internacional.

Teniendo en cuenta lo anterior, la bomba creada por el Proyecto Manhattan fue esencial durante este periodo de la historia del tiempo presente  en el que las dos superpotencias decidieron medir sus fuerzas con una bomba que suponía la autodestrucción del ser humano. 


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